EVO MORALES, EL HIJO DEL PUEBLO
No hay registro en la historia de Bolivia
acerca de un presidente con el perfil de Evo Morales: campesino de origen
indio, pobre, marginal, sin formación universitaria. Los que decían el 2005
(cuando las elecciones presidenciales) que preferían irse del país a ser
gobernados por un indio, deben estar hoy en el extranjero más decepcionados que
nunca, pues el indio ignorante conduce el Estado con solvencia, honestidad y
entrega total. Los que no pudieron irse pero no soportan a Evo hoy mastican su frustración
al ver que el “llokhallito cocalero” (como ellos le llaman despectivamente) es
el primer mandatario de la nación y recibe los honores protocolares de acuerdo
a su investidura.
Esos mismos son los que se lamentan de que
la clase profesional haya sido desplazada por dirigentes sindicales, líderes
indígenas y mujeres de pollera en la administración del Estado. Para ésos, el
país está gobernado por ignorantes, por gente que no se ha preparado
académicamente para ejercer tales responsabilidades.
Lo
que no pueden entender esos clasistas y racistas es que para gobernar un país
no se requieren grados y postgrados universitarios ni vasta cultura humanista.
Gobernar un país es un gesto político, y en política lo que cuenta es la
visión, la intuición y un profundo amor por la patria. Evo Morales cumple con
esos requisitos, por eso le va bien como presidente.
Su presencia en el Estado representa una
ruptura epistémica y sociopolítica: no sólo los eruditos, los académicos y los
ricos están destinados a dirigir la nación. Evo no ha egresado de Harvard ni
tiene ilustre apellido ni es rico. Evo es como la mayoría de este país: de
origen humilde, obrero madrugador, pobre, moreno, de sangre indígena. Su
historia personal es la historia del común de los bolivianos. Evo es el
agricultor, el panadero, el albañil, el camionero, el que acullica, el que
habla “mal” el castellano, el que apenas ha leído un par de libros en su vida.
Y aun así, con ese “curriculum” en contra, es el señor presidente de Bolivia, y
uno de los mejores.
Hay bolivianos a quienes les cuesta aceptar un presidente como Evo. La
clase dominante, la que siempre nos ha gobernado, ha establecido un patrón, un
estereotipo de primer mandatario, y estamos condicionados por esa idea. Hay que
entender de una vez que el poder político ha dejado de tener color de piel,
condición económica, alcurnia social y grados académicos. Con Evo Morales se
abren las puertas de la política a los auténticos hijos del pueblo..
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